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Tuesday, September 28, 2010

Retroceso y crisis de la ironía
Marco Rascón


A una semana del regaño a El Diario, de Ciudad Juárez, por el vocero de la presidencia Alejandro Poiré, se suma a otras muchas crisis del país la crisis de la ironía.

El editorial no estaba dirigido al crimen organizado, sino a los estrategas de la guerra, a los gobiernos y los gobernantes, a los gobiernos que suscriben el Plan Mérida, al Estado mexicano en toda su concepción. Dirigirse a alguien para que otro entienda es un recurso irónico para inteligentes, para suspicaces, y quizás los editorialistas de El Diario se equivocaron al dirigirlo a funcionarios. Fue tan obvio el reto editorial que los del crimen organizado no se dieron por aludidos, al mismo tiempo que el gobierno dio una de las respuestas más torpes y provocadoras.

En esta misma semana, en el municipio de Ascensión, Chihuahua, vecino de Ciudad Juárez, los habitantes decidieron y obligaron al presidente municipal, ante las mismas causas señaladas por El Diario de Juárez, a desaparecer la policía local y formaron sus guardias para protegerse de los secuestros, bajo el lema: "mataremos delincuentes" y afirmando que "nos vamos a defender, nosotros solos y si los delincuentes saben matar, nosotros vamos a aprender", luego de haber linchado a dos secuestradores y haberlos dejado dentro de una patrulla del municipio.

Lo sucedido en Ascensión es la versión desesperada de lo planteado (y advertido) por El Diario, que de manera pacífica y mediante la palabra escrita se dirigió de forma directa a los que asesinaron a dos de sus trabajadores. En ambos casos significaría pérdida del control territorial, ingobernabilidad o desaparición de poderes de facto. ¿Cómo un experto en el tema y coordinador de la Seguridad Nacional, como Poiré, no advierte que el proceso que sigue la frontera empieza a generar dentro de la ciudadanía, no de la delincuencia, sentimientos autonómicos que tienen repercusiones en el concepto de soberanía?

En el caso de Chihuahua, la estrategia gubernamental ha llevado la espiral de violencia a niveles donde la ciudadanía no se siente respaldada por el gobierno y se pide a la población, que se mantenga funcionando con toda normalidad, frente a una caracterización de "guerra" que han hecho los voceros gubernamentales y sin que exista claramente definida una retaguardia o zona de seguridad para la población. Se define el enfrentamiento como una guerra y al mismo tiempo se quiere que los periódicos, las empresas, las oficinas públicas, los servicios, sigan funcionando normalmente. Lo lógico, con base en la caracterización gubernamental sobre la guerra, sería irónicamente declarar el estado de excepción, incluyendo el toque de queda.

¿Cómo se establece en la guerra gubernamental el hecho de que tanto los ciudadanos pacíficos como los activos del crimen organizado visten igual? Es justamente ahí, donde los "daños colaterales" han surgido y donde cada vez es más seguida "la confusión", al margen de que ha sido fácil para los perseguidos disfrazarse y colocar retenes falsos, que hacen más confusa esta situación que se vive entre normalidad y guerra declarada.

Bajo estas mismas reflexiones, México retrocede de manera considerable en su realidad y sus propósitos. A 200 años de la Independencia y 100 de la Revolución, dos acontecimientos que fueron esenciales para la construcción de la República y el Estado nacional: la separación de la Iglesia del poder político, logrado por las Leyes de Reforma y ya en el proceso de institucionalización, haber metido al Ejército a los cuarteles y haber sacado a los militares de la política.

En el primer caso, hoy, tras las reformas al artículo 130, la alta jerarquía de la Iglesia católica emerge con su misma vocación de mezclar lo religioso con lo político y afectar políticas de salud pública, derechos civiles e influir en el voto.

En el caso del Ejército, ya desde la década de 1950 tuvo un alto costo su utilización para reprimir movimientos obreros y campesinos, tomar las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional y haber participado directamente en la represión de 1968. Hoy en la guerra contra el crimen organizado es claro que se decidió no gobernar desde la política o la economía, sino desde el Ejército, lo cual a futuro terminará dividiéndolo y lo llevará a disputar espacios políticos.

Gran crisis de la ironía del país, que a 200 y 100 años no podamos ver un país bajo un esquema verdaderamente democrático y que los viejos fantasmas del fuero, los que impedían la gobernabilidad y el desarrollo de las instituciones civiles, hoy estén de nuevo presentes con toda su fuerza y como protagonistas de una salida conservadora y autoritaria a la situación actual. Militarismo, clericalismo y alto grado de descomposición de la soberanía y la política cruzan el presente mexicano.

Todo ello encierra en el fondo el editorial de El Diario de Juárez, y por eso mismo la reacción airada de los que prefirieron no entender la ironía, que era un grito llamando a la defensa de un mínimo de gobernabilidad e integridad territorial.

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Prensa mundial destaca derrumbe en Oaxaca
Editoriales
Fuente: El Universal
Martes 28 de septiembre de 2010

Diarios como The New York Times, El Mundo y El Tiempo retomaron la noticia del alud que sepultó a por lo menos cien casas en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca

Diversos portales de noticias a nivel mundial destacaron el derrumbe que dejó al menos 400 desaparecidos en el pueblo Mixe de Santa María Tlahuitoltepec, en el estado de Oaxaca. El diario estadounidense The New York Times destacó en su portal de Internet la nota "Deslizamiento de tierra sepulta cientos de casas en México". El diario citó al gobernador Ulises Ruiz, quien informó que el número de desaparecidos podría ser de mil personas, aproximadamente.
El portal de BBC Mundo atribuyó a la depresión tropical Matthew el deslizamiento en la comunidad, de la que destacó su fama por "sus construcciones coloniales y sitios arqueológicos".

En España los diarios El Mundo y El País también retomaron la noticia.
El País informó que Protección Civil estatal recibió una llamada de un residente en la madrugada, quien les dijo que "la montaña se había derrumbado y había un montón de personas en sus hogares".

Por su parte, El Mundo destacó que el Ejército mexicano ya se dirige a la región por tierra y aire con 300 efectivos de la policía, bomberos y cuerpos de rescate.
Otros diarios en habla hispana también retomaron el suceso. El Tiempo de Colombia, en donde ayer también se registró un alud que mantiene atrapadas a por lo menos 30 personas, estimó que en México 80 personas han muerto en esta época de lluvias.

"Una avión tipo Hércules partirá hacia Oaxaca en las próximas horas desde Ciudad de México con brigadas de socorro del gobierno federal", escribió el diario.

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Tlahuitoltepec: centros de acopio en Oaxaca y el DF
El Universal

Martes 28 de septiembre de 2010

La organización Centro de Acompañamiento Comunitario ha abierto el centro para recibir ayuda para los damnificados por el derrumbe

La organización Centro de Acompañamiento Comunitario abrió un centro para recibir apoyo para los damnificados por el desvale en Santa María Tlahuitoltepec.

La dirección es Antonio Caso 205, colonia José Vasconcelos, en la capital del estado. El número telefónico es 51 6 84 47.Estará abierto todo el día y la noche de hoy.

La organización, integrada por paisanos de la zona, pide principalmente antibióticos, colchonetas y víveres.

Por otro lado, señaló que mantiene comunicación con el Comisariado de Bienes Comunales de Tlahuitoltepec por medio de un teléfono, activado por una planta de luz propia.

Otro centro de acopio es la organización Servicio del Pueblo Mixe A.C., que está ubicado en Primera Privada de Sabinos 113, en la colonia Reforma, y atenderá las 24 horas del día. De noche sólo hay que tocar la puerta, su teléfono es 51 85 157.

Ciudad de México

En la ciudad de México, la representación de Oaxaca abrió también un centro de acopio, donde piden comida enlatada, leche en polvo, pañales desechables, sopa, atún y agua. Se recomienda que sea agua en envases de un litro, para mayor manejabilidad.

La representación se encuentra en la calle de Shakespeare 68, colonia Nueva Anzures, delegación Miguel Hidalgo.Los teléfonos son 55 45 73 62 y 55 31 40 41.

También se pueden realizar aportes en efectivo a la cuenta Cruz Roja Mexicana; IAP BBVA Bancomer; cuenta 0404040406; Sucursal 683; plaza México Palmas; referencia Damnificados Oaxaca.

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Video del derrumbe en OAxaca, Sept 28, 2010


Tuesday, September 21, 2010

El sismo que viene…
Marco Rascón


Lo telúrico es lo de menos. Un país paralizado es más riesgoso que el que vive bajo la lava hirviente o el deslizamiento de las placas tectónicas.

El tiempo es lo de menos en este cuerno lleno de acechanzas, cenizas, volcanes, ríos desbordados, que ahora estallan con violencia crónica como el terremoto del 19 de septiembre de 1985, que propició muchos de los cambios de México. Estamos preñados de tragedias que, a diferencia de hace 25 años, están en manos de las instituciones, los gobiernos paternales que vigilan celosamente que nadie se organice, que nada cambie ni se altere. La obsesión es un regreso continuo a la normalidad.

Lo cierto es que la vieja y la nueva estabilidad, venida del régimen revolucionario y de la alternancia, se están yendo al carajo y que, a 25 años, hay un sismo de la identidad nacional que se necesita, y viene de la unidad inaguantable, los odios crecientes, complicidades oscuras y un cementerio de virtudes que las fiestas conmemorativas no lograron cambiar ni apaciguar. Todos los fantasmas de nuestros desacuerdos y traiciones están de nuevo presentes y ya ni los valores comunes, como la Independencia o la Revolución, mantienen la unidad del país.

Los abusos de la vieja unidad nacional impuesta en el viejo régimen; matriz de exclusiones, represión y corrupciones, nos llevaron a cambios simulados que hoy son el reino de los demagogos y simuladores, artistas de las derrotas y de alternativas groseras que esperan hacer lo que no hicieron en mejores condiciones y en su momento. Para un país paralizado no hay mejor venta que las esperanzas, pues éstas no son compromisos claros o convocatorias, ni planes, ni ideas, sino simplemente la espera de que algo suceda sin que hagamos nada. En ese sentido, 2012 no es nada; es menos que los fuegos artificiales de este 2010 y es igual a la espera de la segunda llegada del Mesías.

Esperar así es una derrota; nada tiene que ver con el humanismo ni con la historia. Es la pasividad que el poder de los injustos requiere para perpetuarse; es la adormidera de la ilusión esparcida en las plazas para entrar por una calle con el puño en alto y salir por otra, con las manos vacías.

Eso no es movimiento ni lucha, sino continuar construyendo sin cimientos para que cualquier viento derrumbe los esfuerzos. Lo peor es que lo que supuestamente nos representaría frente a la libertad del voto y como opción está hecha de llamados a la esperanza, a repetir los mismos errores, a creer que con la vulgaridad de los insultos y la presentación de la ambición como actos de humildad será suficiente para acabar con los males del país.

Hay un sismo predecible en puerta; y es que la izquierda –que por un proceso histórico llegó a gobernar la capital del país– perderá el bastión antes de 2012. El sismo de la izquierda será perder antes de la batalla. La discordia está sembrada y llena de cálculos y simulaciones. No está en disputa la Presidencia, a la que con sus actos renuncian, sino el Distrito Federal, al que dividen y provocan. Para las oligarquías, si la izquierda a partir de 2000 fue funcional, hoy ya no es necesaria, pues ahora hasta los priístas son los que denuncian abusos del poder, nepotismos y corrupciones, como en Zacatecas, sin que exista fuerza o intención para la réplica.

Igual que el partido del viejo régimen se esparció entre todas las fuerzas políticas del país para sobrevivir, hoy todas sus partes fragmentadas trabajan uniéndose para la restauración. Desde todos los sectores políticos se gesta la restauración y la salida autoritaria a la crisis nacional. Es la idea más perversa de todas: la que grita que cualquier cambio y esfuerzo terminará donde mismo, sirviendo de combustible para perpetuar los mismos y viejos intereses que han hecho de México un país atrasado, sin identidad y sin rumbo. La que el priísmo restaurador señala con regocijo.

El sismo que viene será provocado por la incapacidad y la desesperación que abraza a quien lo hundió; por llegar a la falsa conclusión de que la única manera de vivir y soportar la decadencia presente es renunciando a la memoria.

El sismo que viene, también es hundimiento, implosión de fuerzas y un optimismo basado en la idea de que los cambios no tienen raíces y que el priísmo es la genialidad de regresar al poder, apoyado por los adversarios delirantes, incapaces de unir y construir.

De manera real y figurativa, vivimos entre volcanes, tierras de huracanes, víctimas de las sequías y las inundaciones, colapsados y damnificados crónicos, entre la guerra sin frentes ni retaguardias e indignados por las comparaciones estando peores. Lo que queda en pie es el mismo pueblo trashumante que lo fundó: sus macehuales, trabajadores y cultivadores; sus artesanos y sus artistas; sus poetas, músicos y creadores de valores y cultura; las fuerzas de miles de manos frente al dolor, los solidarios; los mismos que el 19 y 20 de septiembre de 1985 vieron la ciudad destruida y la levantaron.

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La consolidación de la Independencia

Un primero y curioso intento autonomista lo dirigieron, en 1566, los dos hijos de Cortés (el legítimo y el ilegítimo).

El día de mañana, 11 de septiembre, se cumple un aniversario más de lo que debiera ser una fiesta nacional. ¿Por qué? La Independencia no fue un proceso único y continuado, sino una suma de procesos diferenciados y, a veces, antagónicos.

Hubo antes del movimiento de Miguel Hidalgo otros intentos fallidos de independencia.

El más conocido es el de 1808, conducido por el Ayuntamiento de la Ciudad de México, que involucró al virrey José Iturrigaray (quien fue depuesto mediante un golpe por un puñado de peninsulares).

En 1799 surgió una "rebelión de los machetes" dirigida por Pedro Portilla, y cuyo estandarte fue también la Virgen de Guadalupe.

Un primero y curioso intento autonomista lo dirigieron, en 1566, los dos hijos de Cortés (el legítimo y el ilegítimo). Defendían la Encomienda, cuando la corona abolió tan abusiva institución. Se quejaba el encomendero Gonzalo Gómez de Cervantes:

"Los (peninsulares) que ayer estaban en tiendas y tabernas y en otros ejercicios viles, están hoy puestos y constituidos en los mejores y más calificados oficios de la tierra, y los caballeros y descendientes de aquellas gentes que la conquistaron y ganaron (los criollos), pobres, abatidos, desfavorecidos y arrinconados".

Era el origen del nacionalismo criollo. La conjura fue descubierta, y sus cabecillas ejecutados, salvo los hijos de Cortés, que retornaron a España.

Más allá de esos intentos podemos distinguir tres etapas en la Independencia: el inicio (cuyo bicentenario conmemoramos este año), que fracasó militarmente, pues los realistas tuvieron siempre mejor organización, pertrechos y disciplina. Por ejemplo, en puente de Calderón (el Waterloo de Hidalgo), 100 mil insurgentes fueron avasallados por siete mil realistas (lo que no obstó para levantar ahí mismo un monumento conmemorativo, para celebrar esa debacle). La segunda etapa, la Consumación, se dio cuando las guerrillas insurgentes habían dejado de representar un desafío al régimen virreinal, pero el triunfo de los liberales en España amenazó con alterar el orden vigente.

Los peninsulares y los criollos potencialmente afectados, conjuraron en La Profesa y determinaron, ahora sí, romper el vínculo con España, pero no para desmantelar el orden virreinal, como querían los insurgentes, sino para preservarlo. Se trató, pues, de un acontecimiento claramente diferenciado en propósitos y protagonistas respecto del estallido de 1810. Es decir, la Independencia no se dio gracias al movimiento armado de Hidalgo, sino a pesar de su derrota militar.

Un tercer momento, que debiéramos celebrar año con año, es la consolidación de la Independencia, que tuvo lugar cuando, en 1829, Fernando VII decidió enviar una expedición con el fin de reconquistar la Nueva España, suceso a partir del cual -calculaba con absoluta distancia de la realidad- recuperaría el resto de sus colonias americanas "y poner las cosas como estaban el año de 1640". Se encomendó al brigadier Isidro Barradas -llamado "el segundo Cortés" por la prensa española- desembarcar en Tampico, para desde ahí emprender la reconquista.

Tocó en suerte a Santa Anna estar en su natal Veracruz cuando ocurrió el desembarco, por lo que, sin pensarlo, de inmediato se lanzó a la defensa de la nación con algunos uniformados y milicias cívicas de la región. Ayudado por las enfermedades costeras y los elementos (aguaceros torrenciales) pudo el jalapeño en poco tiempo forzar la rendición de Barradas. No fue sólo una batalla la que se ganó en esa ocasión (la de Tampico), sino una guerra contra España, que determinó que ésta jamás intentara nuevamente reconquistar su antigua colonia.

Pocos años después, en 1836, se resignó a su pérdida y reconoció nuestra independencia.

Por eso mismo es que tal suceso debe considerarse como la "Consolidación" de la Independencia. Si no se celebra anualmente, es porque la historia oficial, mezquina como es, no quiere reconocer gloria alguna al villano Santa Anna (por eso tampoco se celebra la Consumación de la Independencia, pues Iturbide también quedó en el averno histórico).

Pero, con ello, se escatima al país una victoria contra el extranjero, como si nos sobraran. Algunos emprendedores ciudadanos tampiqueños decidieron hace poco reivindicar su triunfo para el pueblo tamaulipeco y celebran ya oficialmente (a nivel estatal) la consolidación de la Independencia cada 11 de septiembre.

Hubiera estado bien que en este año se reconociera esa fecha a nivel nacional (quizás ocurra en 2029), ahora que esa entidad padece una absoluta ausencia de autoridades, y está controlada por el crimen organizado.


José Antonio Crespo


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Editorial de El Universal / 21 de Sept, 2010

En Ciudad Juárez matan a la democracia y a la prensa
Por Ricardo Alemán


De “Cuna de la democracia”, a tumba democrática

¿Cómo gobiernos y partidos, crearon el monstruo?

En Ciudad Juárez —en Chihuahua y en estados como Tamaulipas y Durango—, las bandas criminales no sólo se han matado entre sí, no sólo han matado civiles inocentes, no sólo ha acabado con la empresa y la industria; sino que han asesinado a la democracia y, en el extremo, han matado al último reducto de los anticuerpos sociales; a la prensa.

En Juárez —y en amplias regiones de Chihuahua, Tamaulipas y Durango—, el crimen organizado no sólo sentó sus reales, no sólo se convirtió en el verdadero poder fáctico, y no sólo volvió a la región en la más violenta del mundo, sino que en 25 años las bandas criminales destruyeron “la cuna de la democracia” que fue Juárez en 1986, para convertirla en “la tumba de la democracia”.

Entre 1983 y 1986 —hace poco más de 25 años—, Ciudad Juárez y todo Chihuahua fueron germen de la transición democrática mexicana. Con líderes como Francisco Barrio y Luis H. Álvarez —motejados como Los Bárbaros del Norte—, el PAN encabezó una verdadera revuelta democrática que —como no se había visto entonces—, movilizó a la sociedad juarense y de Chihuahua a favor de las causas democráticas y contra el PRI autoritario y nada democrático del inepto gobierno de Miguel de la Madrid.

Miles de hombres y mujeres, jóvenes, ancianos y niños; empleados, obreros y jornaleros —de todas las clases sociales—, no sólo sembraron la semilla democrática en Juárez y Chihuahua, sino que inventaron para buena parte de los mexicanos la terminología democrática; transición, alternancia, revolución democrática, tiempo de cambio, prensa libre, libertad de expresión, desobediencia civil, fraude patriótico…

Toda esa revolución democrática que estalló en Juárez y en Chihuahua entre 1983 y 1986, fue posible gracias a la impensable libertad de prensa que se vivía en esa región del país, pero especialmente gracias a El Diario de Juárez; respetado periódico local comprometido con su comunidad y con la democracia. Fue de tal magnitud la gesta democrática vivida por los habitantes de Juárez y Chihuahua en esos años —1983 1986—, que coloca a Juárez como “la cuna de la democracia” que no fue. (La Presidencia Imperial. Enrique Krauze: 414).

Han pasado 25 años de esa revolución democrática, y en Ciudad Juárez y Chihuahua ya no existe la cuna de la democracia, porque tampoco existe la democracia; asesinada por las bandas criminales. Ya no existen los “Bárbaros del Norte”, porque los azules se convirtieron en el bárbaro poder federal y perdieron la plaza, mientras los empresarios y el clero católico —bujías indiscutibles de la revolución democrática de 83-86—, no sacan la cabeza ni para la misa de seis.

En Juárez y Chihuahua ya nadie se acuerda de la fiesta democrática; de la movilización espontánea de miles de hombres y mujeres; viejos, jóvenes y niños; de todas las clases sociales que usaban la resistencia civil para tomar puentes, que hablaban de ideales como democracia, alternancia, transición, y de echar del poder al déspota partido único, autoritario y nada democrático, como pasos previos al mejor de los mundos.

Pero en una paradoja insultante, hoy no sólo el PRI gobierna Chihuahua, sino que el verdadero poder lo ejerce el crimen organizado —a partir de la ley de la plata o el plomo—; poder fáctico al que nada importa la democracia y nada sabe de libertad de expresión y alternancia.

Hoy las multitudes ya no toman las calles en la fiesta democrática, sino que huyen de Juárez y de Chihuahua; tienen miedo, hablan de violencia en voz baja, se repliegan a sus casas porque la calle y la resistencia civil son sinónimo de muerte. Juárez y Chihuahua pasaron “de la cuna de la democracia” a la tumba de la democracia. Y en esa metamorfosis de terror, hoy El Diario de Ciudad Juárez —motor de la revolución democrática—, agoniza víctima de las balas del crimen.

Y es que si hace 25 años en Juárez y en todo México la democracia se abría paso gracias a la naciente prensa libre —resquicio que no podía controlar el poder déspota del PRI—, hoy el poder fáctico del crimen no sólo mata a periodistas, sino asesina a diarios como el de Juárez.

¿Qué pasó? ¿Qué hicimos mal como sociedad? ¿En qué fallamos como Estado? ¿Dónde se perdió la brújula para llegar a la monstruosa desviación que llevó a Ciudad Juárez y a Chihuahua, de “cuna de la democracia”, a tumba de la democracia”? Algo hicimos muy mal los ciudadanos, los partidos, los gobiernos, el Estado todo, para convertir a Juárez y a Chihuahua, en la tumba de la democracia.

Hoy, Juárez y Chihuahua, igual que Tamaulipas, Durango, y otros estados controlados por el poder criminal, son ejemplo del fracaso democrático. Pero lo grave es que ningún gobierno, partido o político parecen tener tamaños para salvar a Juárez y a Chihuahua, y menos para castigar a quienes mataron a El Diario de Juárez. Al tiempo.

Tuesday, September 14, 2010

La patria del desacuerdo
Marco Rascón


Y llegó septiembre, identificado en México por ser el mes de la patria, el de la aspiración a ser una nación independiente, en medio de los imperios globales que lo rodean, tanto los de ultramar como el del norte brutal que se alimenta desde siempre, de nuestros enfrentamientos y debilidades. Hoy anexados de la peor manera, perdimos la noción de la Independencia y la hemos sustituido por un elemental separatismo.

Septiembre (vendimiario), en particular el 22, fue marcado por la Convención Nacional Francesa en 1792 como la fecha del nacimiento de una nueva era en la humanidad, bajo la "libertad, igualdad y fraternidad", pues el día del equinoccio de otoño representaba la igualdad entre el día y la noche y, por tanto, la aspiración que debía lograr la humanidad. El nuevo calendario de la revolución se hizo ciencia política con el 18 brumario escrito por Carlos Marx o el concepto del termidor, como sinónimo de golpe o retroceso.

El movimiento de independencia en México, forma parte de las corrientes de pensamiento y acción surgidas de la revolución francesa. La distancia entre la Bastilla y Dolores, Guanajuato, son escasos 21 años y el grito "¡Viva Fernando VII!", de Miguel Hidalgo, tiene que ver con la guerra de Independencia de España contra Napoleón.

De ahí, en gran medida los valores que enarbolaron los independentistas mexicanos en la construcción de un Estado y una nación con destino propio. En lo interno, los Sentimientos de la nación con la vocación originaria de ser república, contra lo que se impuso al consumarse la Independencia y se definió como imperio mexicano.

De ahí en adelante, han sido 200 años de desencuentros a través de nuestras constituciones. Desde la lucha entre república o imperio; entre república centralista o federada; las luchas por la integridad territorial y la noción de soberanía. La nula relación entre la hacienda pública y la representación política, es decir, la inexistencia histórica de una hacienda pública, equitativa fiscalmente, de crédito público y de fomento para favorecer la producción interna. La disputa entre un Estado laico o el dominado por la jerarquía religiosa. Divididos entre la disyuntiva de América Latina o aceptar los principios de la Doctrina Monroe y entregarnos al destino de Norteamérica.

Bajo nuestro desacuerdo histórico, perdimos gran parte del territorio en 1848. Luego en 1864, el imperio francés y el austrohúngaro, en su decadencia, nos hicieron el punto donde se dirimió la hegemonía estadunidense en el continente frente a las potencias europeas en proceso de salida en toda Latinoamérica. La globalización de la época nos hizo presas de sus conflictos y la lucha de los mercados, como ahora, donde nuestra violencia y nuestros muertos son el pago para fijar el precio de las drogas de consumo ilegal en el mundo, así como el trabajo de los inmigrantes, a los cuales no se les reconoce ningún derecho y sirve para mantener los precios en las economías centrales.

Al llegar a septiembre en un país de simbolismos, visiones cíclicas, agoreros, mesiánicos, restauradores cínicos y vividores de las catástrofes, la llegada de 2010 era un punto en el trazo de 1810 y 1910, lo cual no da lugar a una simple conmemoración, sino la espera del cumplimiento de sus fantasías.

Hace 100 años, en las fiestas del centenario de la Independencia, en México no se conocía la palabra crisis económica. Ya los ánimos políticos habían madurado con el progreso y el régimen porfirista mostraba rasgos de decadencia por resistencia al cambio.

En el México actual, la paradoja es que estamos a 10 años de distancia de que el viejo régimen priísta fue sustituido en la Presidencia de la República, pero no su cultura política. Vivimos un priísmo sin PRI en la Presidencia. Hoy, México cuenta con las más grandes reservas monetarias de su historia; se dice que vivimos en democracia, pero el país tiene una sociedad económicamente polarizada, con niveles de pobreza cada vez mayores; falta de empleos, instituciones públicas y de bienestar desprestigiadas; descomposición, desencanto social; miles de homicidios y homicidas; epidemias; una cuarta parte del país bajo el agua, inundada; desastres naturales y una clase política que va, de la oposición formal a la gobernante, incapaz de crear un mínimo de certeza.

Como este septiembre de 2010, muchos esperan que llegue 2012 para que se cumplan sus fantasías, como si las fechas por sí solas pudieran hacer lo que no se prepara con visión.

Para 2012, como ahora en este 2010, puede suceder todo y no puede suceder nada, pues la actitud de origen viene de un desacuerdo muy profundo, no superado, que creyendo que al hacerlo historia nos uniría, pero que hoy, todos los viejos fantasmas de nuestras divisiones están presentes, para acrecentar las divergencias y de nuevo ponernos a merced de las rapiñas de un mundo que observa cómo nos destruimos.

Habría que preguntar a los antiguos checoslovacos o yugoslavos cómo hicieron su obra, pues buscamos imitarla sin medir las consecuencias.

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Al jefe Diego lo abandonaron su familia y amigos, dicen plagiarios

- Fisuras entre parientes del panista ante el pago de rescate, señalan en PGR

- Boletín de "Misteriosos desaparecedores" muestra una nueva foto del político

- Lozano Gracia buscaría retrasar entrega del dinero para desesperar a captores


Fuente: Periódico La Jornada
Martes 14 de septiembre de 2010

Una nueva fotografía que correspondería a Diego Fernández de Cevallos y un segundo comunicado firmado por "misteriosos desaparecedores", presuntos captores del político panista, fueron enviados el mediodía de este lunes a correos electrónicos de diversos comunicadores. El boletín informativo y la imagen provenían de la dirección electrónica misteriosos.desaparecedores@yahoo.com.

El mensaje enviado y fechado ayer por "misteriosos desaparecedores" refiere que la familia del ex senador lo abandonó y que a sus amigos no les importó su suerte.

En tanto, funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) que pidieron no mencionar sus nombres revelaron a La Jornada que Helena y Beatriz Fernández de Cevallos, hermanas del político secuestrado, están inconformes con la estrategia de negociación que encabezan Diego Fernández, hijo del Jefe Diego, y el abogado Antonio Lozano Gracia, socio del político panista.

La versión de las fuentes consultadas refiere que Lozano y el hijo de Diego Fernández han recomendado a la familia del ex candidato a la Presidencia de la República dilatar el pago de los 50 millones de dólares en efectivo que solicitan los captores a cambio de la libertad del Jefe Diego, supuestamente para desesperar a los delincuentes y reduzcan sus exigencias.

Las dos hermanas del político, al contrario de las sugerencias de Lozano y del primogénito del ex legislador, se han manifestado por entregar la cantidad exigida.

La supuesta imagen del abogado panista que se conoció ayer es la tercera que se publica desde que fue plagiado, el pasado 14 de mayo. La primera se divulgó en las redes sociales el 20 de mayo; en ella se ve a un hombre cuya edad y complexión física son similares a las del panista. Tenía el torso desnudo y los ojos vendados.

En la segunda, difundida el 26 de julio, se aprecia al supuesto Jefe Diego más delgado. En sus manos sostiene la portada de la revista Proceso en su edición 1751, correspondiente al 23 de mayo.

La foto enviada ayer es similar a las dos anteriores. También se le ve con los ojos vendados y el torso desnudo. La diferencia es que en la tercera fotografía el ex candidato a la Presidencia sostiene la misma edición de Proceso, pero abierta en una página donde se puede leer el reportaje titulado "Millonarios litigios con el poder del poder".

En esta tercera imagen se aprecia que el reportaje que sostiene el supuesto Jefe Diego se acompaña con una fotografía que fue parte de una portada de la revista Caras, de Televisa, en la que se ve a Fernández de Cevallos al lado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Es muy probable que la fotografía difundida este lunes haya sido tomada a Fernández de Cavallos el mismo día en que fue captada la segunda imagen referida.

Por lo que respecta al mensaje fechado ayer por "misteriosos desaparecedores" (recuadro), quien o quienes redactaron el texto indicaron que la familia ha dejado a la deriva al Jefe Diego.

En su primer comunicado, difundido el pasado 26 de julio, "misteriosos desaparecedores" indicaron que no se había reducido el monto del rescate solicitado. Los presuntos captores afirmaron en esa ocasión que, al contrario de lo que había informado la PGR, no se habían detenido las pesquisas policiacas para dar con el paradero del Jefe Diego, pero que los órganos de inteligencia gubernamental seguían sin pistas sobre el lugar en que se encuentra el "incómodo desaparecido".

Este lunes se cumplieron 120 días de la desaparición de Fernández de Cevallos. Entre los avances de las pesquisas, las autoridades han podido reconstruir lo que el político hizo el día del plagio hasta el momento en que fue privado de su libertad junto a la puerta de acceso de la casa principal de un rancho suyo en Querétaro.

Saturday, September 04, 2010

Centroamérica ante la involución mexicana
Editoriales: La Jornada / Sept 4, '10

A casi dos semanas de la masacre de 72 centro y sudamericanos ocurrida en Tamaulipas, los cancilleres de Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Belice y República Dominicana solicitaron a México, en un comunicado conjunto, la instalación de un observatorio de derechos humanos para proteger a los migrantes indocumentados que transitan por nuestro país; la adopción, en el corto plazo, de mecanismos para evitar que se cometan hechos de violencia como los referidos, y el esclarecimiento de esos asesinatos.

El reclamo de estas naciones pone en relieve un gravísimo retroceso en nuestro país. En otras décadas, México se desempeñó como un factor de civilidad, de paz y de respeto a los derechos humanos en Centroamérica; como ejemplos, la declaración franco-mexicana sobre El Salvador (1981), la conformación del Grupo Contadora, antecesor del Grupo de Río, y las intermediaciones en los procesos de paz de El Salvador y Guatemala. De igual manera, la diplomacia mexicana logró forjar una tradición de asilo y hospitalidad hacia los refugiados, como quedó de manifiesto con la recepción de guatemaltecos en entidades del sureste. Hoy, sin embargo, los gobiernos centroamericanos demandan a las autoridades mexicanas el respeto a las garantías individuales de sus connacionales, y exhiben con ello la incapacidad de nuestro país para hacer cumplir los derechos fundamentales a la vida y a la integridad física.

En dicha petición convergen, por un lado, la evolución política que han experimentado esos países en las últimas tres décadas –la cual ha sido posible en buena medida gracias a México– y, por el otro, el deterioro por el que, en ese mismo lapso, ha transitado el Estado mexicano en el cumplimiento de sus responsabilidades básicas. Es inevitable vincular esta descomposición con la aplicación en el país de una doctrina económica –el neoliberalismo– que pugna por una reducción extrema del Estado en sus dimensiones y atributos: si las facultades públicas en materia de política económica, industrial y comercial han sido deliberadamente disminuidas, es inevitable que ocurra otro tanto en terrenos como el control migratorio y el de la seguridad pública.

Tal circunstancia ha llevado a un escenario de ruptura de la legalidad en el cual los extranjeros que carecen de documentos migratorios constituyen uno de los sectores más desamparados y vulnerables. Ilustrativo de ello es el dato, proporcionado hace unos días por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de que entre septiembre y febrero pasados fueron secuestrados en el país 10 mil migrantes irregulares.

La conclusión inevitable es que el gobierno mexicano carece de autoridad moral para reclamar por el trato degradante al que son sometidos los connacionales en Estados Unidos, cuando aquí se cometen atropellos iguales, o peores, contra los ciudadanos de otros países. La autoridad no garantiza el cumplimiento de los derechos de ese sector, pero esa omisión no es lo más grave: a ello se suman los abusos cometidos por las autoridades mismas y los casos de complicidad entre funcionarios públicos y bandas dedicadas al tráfico de personas.

Tal circunstancia, en suma, coloca al gobierno mexicano en una posición de descrédito y vergüenza frente al mundo.

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Carmen Aristegui: entrevista al director de la pelicula "El Infierno", (2/2)





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